RETENCIÓN DE AGUA EN MATERIA ORGÁNICA Y CUBIERTAS VEGETALES
Una hectárea de un suelo con un 3% de MO, densidad media de 2.200 kg/m³ y una profundidad de suelo fértil de 10 cm, contiene:
0,1 m x 10.000 m² x 2.200 kg/m³ = 2.200.000 kg de Tierra
2.200.000 kg de Tierra x 0,03 kg de MO/kg de Tierra = 66.000 kg de MO
66.000 kg de MO x 20 litros (según FAO) de agua que se retiene/kg de MO = 1.320.000 litros de agua en 1 hectárea.
En estos cálculos no estamos contabilizando el agua acumulada en las estructuras vegetales de cultivos y cubiertas vegetales o en los intersticios formados por los sistemas radiculares de éstas.
Esta cantidad supone alrededor del 25 y el 30 % de una pluviometría media de entre 400 y 500 mm/año, con lo que el agua restante va a alimentar los acuíferos y mantener los regímenes hídricos de aguas subterráneas (con los excedentes de la capacidad de almacenamiento del suelo), arroyos, ríos, etc. (una vez el suelo ha llegado a su Capacidad de Campo).
Si tenemos en cuenta estos párrafos de estudios sobre evaporación en aguas superficiales;
“...En un trabajo similar Bengoechea et al. (1991) estimaron que el 17 % del total de agua destinada a usos agrícolas se evapora en balsas de riego en el Campo de Dalias (Almería). Ayala-Carcedo (2000) estimó que la evaporación en embalses y humedales en España supone una pérdida de 1.400 hm·/año, un tercio del consumo urbano total, y apunta que, como consecuencia del cambio climático, estas cifras podrían aumentar entre un 11 y un 40 % (escenario 2060) según las cuencas analizadas.”
Y si tomamos como referencia el embalse de Iznajar, el cual tiene una capacidad de 950.000 000 de m3
Con un cálculo sencillo:
950.000.000.000 litros del embalse / 1.320.000 litros que se retienen en 1 ha con un 3 % de MO, 10 cm de suelo fértil y 2.200 kg/m3 de densidad media = 719.697 ha que necesitaríamos de suelo con esas condiciones para almacenar el agua equivalente al embalse de Iznajar, reduciendo de forma muy eficiente la evaporación de esa agua y reduciendo los costes de conducción del agua hasta las zonas de uso. Al tiempo que recargaríamos acuíferos y recuperaríamos caudales durante más tiempo en el año en arroyos temporales, así como la recuperación de manantiales.
Si añadimos la instalación y el manejo adecuado de las cubiertas vegetales, por un lado, se aumenta la retención de agua en los intersticios del suelo y en los sistemas radiculares de estas plantas y se reduce aún más la evaporación de estas aguas almacenadas en los suelos, al reducir el efecto Capilaridad.
Por otra parte, está el beneficio que supone el hecho de fijar C (Carbono) en los suelos. Sabemos que grupos de investigación de diferentes Universidades y en particular de la Universidad de Jaén, llevan investigando sobre la oportunidad que tenemos de capturar CO2 (Dióxido de Carbono) de la atmosfera y fijar parte de ese Carbono en el suelo, animales y plantas que en él se instalan o viven. Esto, obviamente, redunda en una mejora ambiental y ayuda a mitigar el Cambio Climático. Sin contar con el enriquecimiento y mejora de la productividad de éstas fincas, al tiempo que se bajan los costes al no tener que hacer aportes extraordinarios de químicos, evitando la salinización de suelos y acuíferos.
Tal vez habría que fomentar este tipo de prácticas para mejorar la salud y sostenibilidad del medio agrícola e incentivar en esta línea, no sólo dar ayudas a quien cumple con algunos parámetros, sino darlas a quien los cumple de manera eficiente y motivar a que así sea a través de la guía y formación de agricultores y ganaderos especialmente
